lunes, 10 de junio de 2013

Mr. Bloom y los peces salados

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(Publicado originalmente en Madrid Sindical)

Si cebas un pavo digamos con harina de castañas sabe a eso. Comes cerdo a cerdo. ¿Pero entonces por qué los peces de agua salada no están salados? ¿Por qué es eso?
James Joyce. Ulises

El mercado de pescado (Joachim Beuckelaer, 1568)
Nadie, ni siquiera el narrador omnisciente, responde a la pregunta de Mr. Bloom. Está claro que James Joyce no era divulgador. Claro que no se trata de un problema sencillo, ni siquiera para los peces. Los seres vivos necesitan el agua para vivir, y la única agua de la que disponen los peces marinos es el agua salada. De manera natural, la sal debería acumularse en sus tejidos. Pero no es así.